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En 2021 hubo un revuelo por las cifras del salario de Messi antes de su salida del FC Barcelona. Se hablaba de que en 2019 recibió US$92 millones sólo por salario y de la imposibilidad del FC Barcelona de ajustar sus balances contables para justificar ante LaLiga la inscripción de su ficha como jugador. Y eso que el FC Barcelona es un equipo que en 2019 ingresó más de US$1.100 millones.
No entraremos en cómo el FC Barcelona dilapidó su dinero, hablaremos de cómo se ha expandido de tal forma el volumen del negocio del deporte que los salarios de los jugadores impresionan a cualquiera.
Algunos lo llaman “salarios absurdos”.
En 1972 es donde empieza a hablarse de salarios absurdos por practicar un deporte.
El primer gran contrato del deporte mundial lo firma Bobby Hull quien jugaba en la NHL (Jets de Winnipeg) y firmó por 10 años a cambio de US$1 millón, cifra considerada absurda por todos los que tenían relación con los medios que cubrían el deporte.
En 1978 Dave Parker, un beisbolista negro (es importante mencionar la raza porque en Europa era impensable pagarle salarios elevados a deportistas no-blancos en aquellos días), quien firma un contrato con los Piratas de Pittsburgh de US$5 millones y 5 años, lo que le hizo ser el primer deportista que promediaba ingresos de US$1 millón por año.
Se ganaba lo que se vendía en la puerta del estadio
Comprendamos que los empresarios del deporte profesional no veían el potencial de la TV en términos de distribución de la experiencia que los espectadores buscaban al asistir al estadio.
Se usaba todo tipo de estrategia para impedir la transmisión televisiva en directo. En Inglaterra, por ejemplo, aún existe una regla de no transmitir juegos de fútbol los sábados a las 3pm, hora a la que se jugaba antes.
En MLB existían reglas para permitir que la TV transmitiera los juegos en vivo, obligando a que la toma fuera lejana y que siempre fuera mejor ver el juego en el estadio que por TV. Otra política en MLB fue bloquear que los juegos del equipo se transmitieran localmente cuando jugaban en sus ciudades respectivas.
Lee aquí: Ahora los equipos ganan hasta con sus propios museos
Todo esto lo hacían porque se pensaba que con cada transmisión televisiva se dañaba la capacidad del equipo de vender más boletos en el estadio.
Los empresarios de MLB tenían razones para pensar así, primero no se veía al deporte como una experiencia en sí, y la otra razón es que la TV afectó enormemente la convocatoria de eventos de boxeo en el Madison Square Garden en Nueva York.
Además, cada transmisión televisiva exponía al equipo públicamente pero no generaba ingresos sustanciales a los equipos.
El inicio de los contratos televisivos
En 1960 la American Football League (AFL) firmaba un contrato con la cadena ABC para transmitir 37 juegos de la temporada regular de ese año, lo cual le produjo US$2.125.000 anuales para la liga. Ya no eran sólo la venta de boletos de donde surgían ingresos.
La NFL en 1962 también firmaba con CBS un contrato anual de US$4,65 millones, contrato que ascendería a US$14,1 millones en 1964 y a US$18,8 millones en 1966.
Imagen 1970 es el año en el que toma sentido darle completamente entrada a la TV a los estadios, las cadenas de TV empezaron a pagar contratos anuales por transmitir partidos de las ligas profesionales:
US$50 millones por fútbol americano.
US$18 millones para el béisbol.
US$2 millones para el baloncesto.
Las cadenas empezaron a competir
Una vez la TV llegó a todos lados, el poder de distribución masiva del mensaje publicitario llevó a las cadenas televisivas a pujar por contratos con las ligas, a sugerirle a las ligas expandieran el volumen de juegos incluyendo nuevas ciudades y al cambio de horarios para encontrar a la familia frente a la TV.
En 1985 ya estos contratos eran:
US$450 millones para la NFL.
US$160 millones para MLB.
US$45 millones para la NBA.
Era sencillo, el mercado de la experiencia del espectáculo deportivo se había expandido de tal manera que las cadenas televisivas pagaban esas sumas y ganaban aun más vendiendo espacios publicitarios para audiencias en constante expansión.
Merchandising
Llegaron los 80s y en EEUU se da por fin algo deseado por todos los fanáticos, al fin podrían comprar las camisetas de sus equipos favoritos.
Ello sumó un elemento clave para el negocio, la experiencia del espectáculo deportivo iría donde fuera el fanático al vestir su camiseta con el nombre de su estrella favorita.
Esta idea, que era algo obvio, traería nuevos ingresos a los equipos a través del licenciamiento.
Lee aquí: Cómo gana dinero MLB con su propia plataforma de streaming.
Distribuir contenidos
El avance de internet, llegando a más espacios geográficos y abaratándose hizo viable que las plataformas de streaming hayan sido adoptadas masivamente.
Surgieron proveedores de plataformas que brindaron a las empresas deportivas de capacidades de distribución de sus propios contenidos.
En EE.UU está la cadena YES, la cual tiene entre sus accionista a Amazon (15% de propiedad) y a Yankee Global Enterprises (26%), la cual se encarga de distribuir los contenidos de los Yankees de Nueva York, aun cuando emite muchas otros espectáculos deportivos en su área geográfica.
Incluso, es importantísimo revisar la estrategia de LaLiga TV, canal enfocado en distribuir sus contenidos en el mercado británico (y si llega al mercado británico, pues llega a la India y a África).
Obreros del espectáculo sindicalizados
Sin los sindicatos los deportistas profesionales no hubieran podido hacerse del pedazo del pastel que les correspondía.
Para los dueños de equipos profesionales era fácil coludir (ponerse de acuerdo de forma ilegal) y tomar posiciones que mantuvieran los salarios bajos sin importar si el negocio se expandía, además de poder retener los derechos de los contratos de los deportistas eternamente.
Todo esto cambia con el surgimiento de los sindicatos en el deporte profesional. Las condiciones legales mejoraron y los salarios se dispararon conforme se disparaba el volumen del negocio.
Salarios de los mejor pagados en MLB y NBA desde 1970
1970
MLB: Willy Mays US$135k (ajustado por inflación US$950K de 2021)
NBA: Spencer Haywood US$250K (ajustado por inflación US$1,76 millones de 2021)
1985
NBA: Magic Johnson US$2.500.000 (ajustado por inflación US$6,34 millones de 2021)
MLB: Mike Schmidt US$2.097.000 (ajustado por inflación US$5,32 millones de 2021)
1995
NBA: Patrick Ewing US$18.724.000 (ajustado por inflación US$33,5 millones de 2021)
MLB: Cecil Fielder US$9.237.000 (ajustado por inflación US$16,45 millones de 2021)
2005
NBA: Shaquille O’Neal US$27.696.430 (ajustado por inflación US$38,72 millones de 2021)
MLB: Alex Rodríguez US$26 millones (ajustado por inflación US$36,34 millones de 2021)
2015
NBA: Kobe Bryant US$25 millones (ajustado por inflación US$28,8 millones de 2021)
MLB: Clayton Kershaw US$31 millones (ajustado por inflación US$35,7 millones de 2021)
2021
NBA: Stephen Curry US$43 millones
MLB: Mike Trout US$37 millones
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